Finger Biscuits, de Paolo Ulian, piensa y actúa como lo haría un niño. Avista el objeto de deseo, observa su textura, sopesa las posiblilidades de apropiación del mismo y utiliza su imaginación para hacerse con él pero también reinterpreta el acto con sutileza a través de sus dedales de galleta que dejan intacto el recuerdo al desaparecer después.
Los lápices de chocolate de Nendo tienen su personal gama cromática y el sacapuntas interviene, más ahora que nunca, como ritual preparatorio de nuestras creaciones dejando que la fascinante viruta sea el medio y no el desecho. Del papel al plato cambia necesariamente el material, pues lo ubica en un lugar distinto, sin perder por ello su identidad.
Vicky TruLLO
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